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Si has llegado hasta aquí probablemente tengas la sospecha de padecer intolerancia a la lactosa. Pero ¿cómo saber si soy intolerante a la lactosa? Una vez creas que has detectado un problema con la lactosa, deberías pensar en someterte a un método de diagnóstico que te permita saber si eres intolerante con certeza antes de acometer cambios en tu alimentación.
Para no llegar de nuevas a cualquier prueba, queremos explicarte de forma sencilla qué es la intolerancia a la lactosa. No se trata de un problema grave, por eso entenderlo en primer lugar te ayudará a restar bastante drama al tema.
La intolerancia a la lactosa es una alteración en el proceso digestivo que presentan muchas personas de diferentes edades, sexos o nacionalidades. Se produce por un fallo en la forma en la que nuestro cuerpo asimila la lactosa en los lácteos. ¿Y qué es la lactosa? No es más que el azúcar natural que contiene la leche. Cuando tomamos cualquier alimento con lactosa, esta llega al intestino y se divide en dos azúcares simples: glucosa y galactasa. La división es posible gracias a una enzima llamada lactasa.
Cuando somos pequeños, nuestro cuerpo está preparado para tomar leche y digerirla. Pero después de la lactancia sufrimos de forma espontánea una disminución progresiva de la lactasa. Y el problema en el caso de los intolerantes a la lactosa es que el organismo no produce bien esa enzima y por lo tanto, no divide de forma natural la lactosa. Resultado: no es capaz de digerirla bien y puede generar molestias.
En base a la causa, hay dos tipos distintos de intolerancia a la lactosa: primaria o genética. Si quieres profundizar un poco más, puedes hacerlo aquí.
Para resolver la pregunta de cómo saber si soy intolerante a la lactosa, debes poder reconocer los síntomas de este problema. En segundo lugar, debes cerciorarte de tu intolerancia a la lactosa, porque aunque inicialmente no es grave, puede afectar directamente a tu bienestar digestivo.
El primer paso para saber si eres intolerante a la lactosa es observar los síntomas que podrían dar la voz de alarma. Los síntomas de la intolerancia a la lactosa se producen cuando esta parte de los lácteos no absorbida en el intestino delgado llega al colon. Allí las bacterias del intestino fermentan la lactosa sin la previa división produciendo flatulencia, hinchazón, y cólicos en individuos con muy baja tolerancia o, después de ingerir grandes cantidades de lactosa, diarrea.
¿Tienes alguno de estos síntomas tras tomar leche o un simple yogur? Si la respuesta es sí, esto que viene a continuación te interesa.
Existen varios métodos o pruebas para la detección de la intolerancia a la lactosa. Todas aquellas personas que sientan malestar durante la digestión, tras haber ingerido alimentos que contengan lactosa, deberían optar por confirmar si realmente se trata de esa enfermedad o no.
¿Cómo saber si soy intolerante a la lactosa? Para averiguarlo, existen cuatro test de intolerancia alimentaria para la lactosa y te los explicamos a continuación. Descubre cómo es cada prueba y cómo se diferencian entre ellos.
Otro método bastante común es el test de hidrógeno espirado. Esta prueba mide la producción de hidrógeno del aliento de una persona después de que ésta haya ingerido 50 gramos de lactosa. En intervalos de 15 minutos, deberás soplar en una bolsa hermética o probeta que recogerá la muestra. Las personas que tengan un déficit de lactasa, la enzima encargada de separar la lactosa en dos azúcares simples, presentarán una mayor cantidad de hidrógeno, ya que este elemento se incrementa como consecuencia de la fermentación bacteriana. Los efectos secundarios de esta prueba de aliento son los comunes tras la ingesta de lactosa, y desaparecen al poco tiempo.
Este test, sin embargo, no es fiable al 100% en niños menores de 5 años y presenta limitaciones en su diagnóstico.
El test de tolerancia a la lactosa es un análisis sanguíneo en el que el individuo que se somete a la prueba debe ingerir alrededor de 50 gramos de lactosa. Tras ello, se le toman muestras después de 30, 60, 90 y 120 minutos de la ingesta. Así es como esta prueba determina los niveles de glucemia tras la ingesta de la lactosa y, con ello, se puede ofrecer una conclusión correcta, aunque es menos fiable que el test anterior.
La biopsia de intestino delgado también es un método popular para comprobar la intolerancia a la lactosa. Se trata de un método invasivo y normalmente se somete al paciente a una sedación total. Con este método, el médico toma muestras realizando una endoscopia del tracto gastrointestinal superior.
Las muestras se obtienen a partir de un tubo flexible de fibra óptica que se introduce por la boca y deben enviarse a un laboratorio para que sean examinadas. El resultado de este procedimiento indicará con certeza las razones de los malestares que uno pueda sentir durante el proceso de digestión.
Se sabe que la deficiencia primaria de lactasa (LNP) tiene una determinación genética. Esta prueba es un test genético (una muestra de sangre o de saliva) para buscar la variante genética más frecuente asociada a hipolactasia. Esa muestra se analiza en una tira para detectar la presencia de genotipos que se asocian a la hipolactasia primaria. El resultado se ve en una serie de bandas de colores que el médico interpreta con ayuda de una plantilla. Así se descubre la predisposición genética que tenemos de sufrir deficiencia de lactasa (LNP) y por lo tanto, una intolerancia a la lactosa.
Aunque sea un poco contra-natura, hay bebés y niños cuyo intestino no produce lactasa y no digieren bien la leche. La lactancia en bebés intolerantes a la lactosa es un aspecto que preocupa a los padres y es importante detectar el problema para evitar la desnutrición.
Existe la intolerancia congénita y la temporal. En el caso de intolerancia congénita es por genética y los médicos lo denominan alactasia, aunque es muy poco frecuente. También existe la posibilidad de que el bebé sea intolerante a la lactosa solo durante las primeras semanas de vida porque su organismo no ha empezado a producir lactasa. Suele aparecer pocos días después del nacimiento y desaparece en los primeros meses de vida, a más tardar cuando el tracto intestinal madura un poco más.
Hacer pruebas para saber si un bebé es intolerante a la lactosa es algo complicado, así que los médicos suelen dejar de administrar productos con lactosa durante unas semanas a ver si se producen cambios en los síntomas. Además del cambio de dieta, se realiza un test genético.
Existen también las pruebas fecales determinación pH. En el lactante con sospecha de intolerancia a la lactosa se pueden obtener muestras de heces frescas mediante un tacto rectal, y en su parte más líquida realizar la determinación del pH mediante tiras reactivas.
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