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Muchos no saben que la intolerancia a la lactosa no es lo mismo que la alergia a la lactosa o la leche. Mientras la primera es una alteración del proceso digestivo vinculado a la falta de producción de la enzima lactasa, la segunda es una alergia que se encuentra relacionada a las proteínas de la leche.
La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el organismo no puede producir la cantidad necesaria de lactasa, la enzima encargada de digerir la lactosa, la azúcar de la leche. Por el contrario, la alergia a la leche es una reacción alérgica del organismo a las proteínas que se encuentran en la leche de vaca, principalmente a la caseína, y sus productos derivados.
Descubre las diferencias entre los síntomas de intolerancia y alergia a la lactosa:
Alergia, lactosa, intolerancia… No es lo mismo tener alergia a la lactosa que ser intolerante a la lactosa. Como se trata de dos procesos diferentes, los síntomas tampoco son los mismos.
Intolerancia a la lactosa: síntomas. En el caso de la intolerancia, ésta se puede manifestar a través de nauseas, cólicos, dolores abdominales, diarreas o estreñimiento.
Alergia a la lactosa: síntomas. En el caso de la alergia a la leche (no es exactamente ser alérgicos a la lactosa, sino que el tema es más amplio), los síntomas podrían ser desde sarpullido, eccema, o hinchazón en los labios, boca y lengua, hasta tos o congestión nasal.
Pero si bien se trata de procesos distintos, ambos responden a factores genéticos. Sin embargo, la intolerancia a la lactosa también podría ocurrir a raíz de alguna agresión a la mucosa intestinal, principalmente, producto de antibióticos, diarreas infecciosas o enfermedades inflamatorias intestinales crónicas, entre otras razones.
Sobre las soluciones, es posible acabar con los malestares de la intolerancia a la lactosa consumiendo productos sin lactosa. Las leches, yogures o quesos sin lactosa cada vez son más habituales. Pero si bien estos productos no contienen lactosa si que contienen las proteínas de la leche. Por tanto, pueden causar los mismos malestares en aquellas personas alérgicas.
Probablemente, la mayor diferencia entre ambas alteraciones se encuentra en la edad de las personas. Mientras que esta intolerancia se manifiesta principalmente en los adultos, la alergia a las proteínas de la leche se produce desde la infancia.
Todo esto quiere decir que si bien existen algunas similitudes entre ambos procesos, cada uno responde a causas diferentes y por ello deberían ser tratados de modos distintos. Además, es importante reconocerlos con certeza -realizando una prueba de intolerancia a la lactosa– para empezar a tomar las medidas que nos permitan continuar sin problemas con nuestras vidas.
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