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¿Te gustaría preparar leche frita sin lactosa con la receta de nuestras abuelas? Después de este año, hemos aprendido a amar (más si cabe) nuestra cocina, nuestro sofá, nuestro salón y nuestras ventanas. Pero sobre todo, hemos aprendido a sacar partido al hogar y hacer todas esas cosas para las que nunca tenías tiempo (o al menos no el suficiente para disfrutarlas). Leer más de una hora seguida y sin interrupciones, hacer ejercicio, ver series y películas, encontrar nuevas aficiones, ordenar en profundidad, hablar con gente que no veías desde hacía tiempo… y cocinar. Cocinar mucho y bien, como hacían nuestras abuelas.
Si eres de esas personas que disfruta cocinando e ideando nuevos platos, desde Kaiku Sin Lactosa queremos acompañarte para que no decaigas en tu empeño. Sopas y cremas saludables, canelones, tortitas, patatas al horno con queso o tapas de picoteo son sólo algunas de las propuestas de nuestro gran recetario sin lactosa. Una lista que seguimos nutriendo, nunca mejor dicho, con nuevas ideas. Hoy te contamos cómo hacer leche frita sin lactosa, un postre tradicional proveniente del norte de España que se consume en todo el país y está delicioso. Un capricho para endulzar el postre, sobre todo cuando llega el fin de semana y necesitas un bocado de alegría.
Tiempo: 1 hora aprox (la cocina tradicional mejor sin prisa)
Tipo de cocina: española
Comensales: de 4 a 6 glotones
En un cazo vierte 500 ml de leche semidesnatada Kaiku Sin Lactosa (puede ser también desnatada o entera, según prefieras), 110 gr de azúcar, la rama de canela, dos cáscaras finas de limón y otras dos cáscaras de naranja. Pon el cazo a fuego medio y ve removiendo el contenido hasta que rompa a hervir, momento en el que tendrás que retirarlo, taparlo y dejar que se enfríe alrededor de 15 minutos.
Mientras tanto, en un bol echa los 250 ml de leche restante, añade las dos yemas de huevo y bátelo todo bien mientras incorporas los 60 gr de maicena. Es importante que la leche esté fría para que la maicena no forme grumos.
Retira las cáscaras de los cítricos y la rama de canela del cazo que habías dejado enfriando y añade ahora la mezcla batida con las yemas y la maicena. Pon el cazo a fuego medio-bajo y remueve durante unos 20 minutos hasta que espese. Es esencial que remuevas de forma constante para que no se pegue.
Cuando haya espesado, echa la crema en un molde rectangular y alísala bien. Tapa el molde con un film transparente de manera que quede en contacto con la superficie de la crema para que no salga costra y deja que se entibie a temperatura ambiente.
A continuación, mételo en la nevera durante al menos cuatro horas, aunque lo ideal es de un día para otro.
Pasado el tiempo, saca el molde, despega la leche infusionada de las paredes con ayuda de un cuchillo y voltéala sobre papel vegetal para poder cortar las porciones con mayor facilidad. Las porciones tradicionalmente se cortan rectangulares. Puedes hacerlo con un cuchillo o bien con una horma a medida.
Pasa cada porción por maicena, sacúdelas bien para quitar el exceso y rebózalas por un huevo batido en un recipiente pequeño. Fríelas en abundante aceite de girasol caliente y, una vez doradas, déjalas sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Prepara un cuenco con el azúcar restante y la canela molida, cuya cantidad iría al gusto, para el rebozado final. Reboza cada porción de leche frita sin lactosa aún caliente con la mezcla de azúcar y canela en polvo. Emplátalas y acompáñalas, si quieres, con helado, mermelada de frutos rojos, cerezas u otro complemento que se te ocurra.